La lógica empresarial

Joan Carles Faus Mascarell

Archivo Municipal Administrativo de Gandia

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Dos acontecimientos recientes impulsan esta reflexión: las pasadas elecciones autonómicas y municipales en España, y el XV Congreso de Archivística de Catalunya. Venimos constatando, primero, como la patronal y parte del discurso político se desmelena con las connotaciones harto positivas de aplicar la “lógica empresarial” en todos los asuntos, también –o especialmente– a los servicios públicos. Aparte de la repetitiva doctrina (es más racional, evita el despilfarro, más eficiente y, por tanto, más productiva), demostrar que ello redunda en “beneficio” de la colectividad puede resultar más complicado, sobre todo porque a nadie se le escapa que el concepto de derechos casa mal en los cálculos de ganancia.

Bajemos a la arena de las Tecnologías y la Gestión Documental. Tengo la impresión de que en esta dinámica favorable al libre mercado se prescinde de forma perversa incluso de los profesionales sobre los que se articulan servicios de gestión documental electrónica y preservación digital. Cuesta aceptar que las empresas TIC defiendan perfiles exclusivamente tecnológicos en sus plantillas; ni por suma diferencial de nuestras potencialidades, ni por desdén de nuestra capacitación (¿o todavía nos intuyen anclados en la época de Gutenberg?). Menos todavía que tengamos obligatoriamente que “mercantilizar” el talento de nuestros jóvenes universitarios para gestionar iniciativas de investigación y vanguardia en el tratamiento de la información.

No es un lamento. Es una mirada de futuro. La tecnología organiza toda la sociedad, y no puede someterse de nuevo al dictado del dinero. No pensemos en “elefantes” (G. Lakoff) para generar proyectos de un alto potencial: Necesitamos consultoras tecnológicas, sí; y especialistas en gestión documental. Y archiveros en las empresas y en las distintas start-ups (de financiación pública y privada) para la sostenibilidad de las políticas de preservación digital. Una comunidad bien formada, dinámica, emprendedora, capaz de proyectar su bagaje profesional y su capacitación técnica para elevar el rendimiento en la producción y uso de contenidos digitales (Lleida, 28-30/05/2015). Urge un cambio de paradigma, una sinergia en múltiples niveles que debe llamar la atención de posibles inversores interesados no sólo en colocar productos en el mercado, y sí en la innovación y la competitividad generando valor para la diferencia. Como se concluyó en Lleida, no partimos de cero, y el momento es ahora. La lógica –también empresarial– aconseja que la Sociedad del siglo XXI no quede al margen de esta realidad trasformadora. Vale.

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